La migraña es una enfermedad compleja y todavía poco comprendida, pero cada año surgen nuevas investigaciones que ayudan a identificar factores que pueden influir en su desarrollo. Uno de ellos es la alimentación, especialmente el papel de ciertos nutrientes que participan en la producción de energía en nuestras células.
En esta línea, un nuevo estudio publicado en The Journal of Headache and Pain ha analizado por primera vez, de forma prospectiva y a gran escala, si la ingesta de nutrientes relacionados con la función mitocondrial podría asociarse con un menor riesgo de desarrollar migraña.
Para ello, los investigadores analizaron datos de 202.656 personas del Biobanco de Reino Unido —todos sin migraña al inicio— e hicieron seguimiento durante una media de 13 años. Evaluaron su ingesta de varios nutrientes implicados en la función mitocondrial: magnesio, vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6, B12) y folato.
A lo largo del periodo de seguimiento, 1.844 participantes desarrollaron migraña, lo que permitió comparar sus patrones dietéticos iniciales con los de quienes no la desarrollaron.
Los resultados mostraron que, desde el inicio, las personas que acabaron desarrollando migraña tenían una ingesta más baja de todos estos nutrientes. Al ajustar los datos por múltiples factores de estilo de vida y salud, las asociaciones más claras fueron:
- Niacina (vitamina B3): el aumento de su ingesta se asoció con un 3% menos de riesgo de migraña.
- Vitamina B12: el aumento de su ingesta se asoció con un 4% menos de riesgo de migraña.
También se detectaron posibles efectos protectores del magnesio, la vitamina B6 y el folato, aunque con menor solidez estadística.
Estos patrones se mantuvieron de forma similar en hombres y mujeres, en diferentes rangos de edad y se mantuvo incluso al excluir a quienes tomaban suplementos.
Aunque el estudio no establece que estos nutrientes, por sí solos, puedan prevenir la migraña ni sustituyen a los tratamientos médicos, sí aporta evidencia sólida de que la alimentación puede desempeñar un papel complementario en el autocuidado.
Los nutrientes analizados intervienen en procesos esenciales de producción de energía, una función que podría estar alterada en algunas personas con migraña. Por ello, mantener una dieta variada y equilibrada, rica en magnesio y vitaminas del grupo B, podría contribuir al bienestar general y posiblemente influir en el riesgo de desarrollar migraña a largo plazo.
Este estudio a gran escala añade una pieza importante al complejo puzle de la migraña al profundizar en la relación entre nutrición y riesgo de enfermedad. Aunque aún se necesitan más estudios que exploren esta vía, los resultados refuerzan la idea de que la alimentación puede ser un componente valioso dentro de un enfoque integral para mejorara la calidad de vida de las personas con migraña.
FUENTE: Shan Z, Liu M, Zhang L, Zhang Y, Huang W, Yang L, Xiao Z (2025, 11 noviembre). Associations between dietary intake of mitochondria-related nutrients with the risk of migraine: a prospective study of 202,656 participants. The Journal of Headache and Pain. https://doi.org/10.1186/s10194-025-02195-w
